Esta entrada también podría llamarse replicando y va para Karla, que no sólo corrige las versiones previas de este blog, sino que también me deja comentarios en él, los que me siento gustosamente obligado a contestar.
Efectivamente, Police no es filosofía barata y estoy de acuerdo en la maldición que significa Candy, Heidi, Remy y toda la sarta de babosadas televisivas que nos fletamos en nuestra infancia.
Sí, efectivamente no soy Terry, pero puedo gustosamente sobreponerme a no cumplir con las expectativas de algunas mujeres de mi generación, siempre y cuando yo sí tenga un tío Albert que me herede toda su fortuna….
Y no, no creo que todo el problema termine ahí, con todas estas falsas expectativas que rondan en el subconciente de quienes crecimos en los ochentas. Precisamente, mientras escribo estas líneas escucho a Cocteau Twins y la siguiente pista en el reproductor es de This Mortail Coil y me doy cuenta que en mi generación y su hacer visual también están presentes esas notas nostálgicas y tristes, sonidos y estéticas mediáticas de todo tipo: cantantes, bandas, actores y artistas “desadaptadamente” apáticos y taciturnos.
Conservo una colección de la revista Camera Darkroom, una publicación norteamericana que dejó de circular hace ya varios años; pero que es de mis favoritas. En sus páginas no sólo era posible encontrar grandes artículos sobre los clásicos de la fotografía, sino también de lo más contemporáneo del tiempo en el que circulaba este impreso: mediados de los ochentas y principios de los noventas.
Me gusta escuchar la voz de, digamos, Mark Hollis y hojear las páginas de esas revistas, cobran mayor sentido. Reflexiono y me doy cuenta que ese ambiente ha sido el medio propicio para incubar mis imágenes, que creo mucho tienen de ese particular “inconsciente colectivo”.
Efectivamente, Police no es filosofía barata y estoy de acuerdo en la maldición que significa Candy, Heidi, Remy y toda la sarta de babosadas televisivas que nos fletamos en nuestra infancia.
Sí, efectivamente no soy Terry, pero puedo gustosamente sobreponerme a no cumplir con las expectativas de algunas mujeres de mi generación, siempre y cuando yo sí tenga un tío Albert que me herede toda su fortuna….
Y no, no creo que todo el problema termine ahí, con todas estas falsas expectativas que rondan en el subconciente de quienes crecimos en los ochentas. Precisamente, mientras escribo estas líneas escucho a Cocteau Twins y la siguiente pista en el reproductor es de This Mortail Coil y me doy cuenta que en mi generación y su hacer visual también están presentes esas notas nostálgicas y tristes, sonidos y estéticas mediáticas de todo tipo: cantantes, bandas, actores y artistas “desadaptadamente” apáticos y taciturnos.
Conservo una colección de la revista Camera Darkroom, una publicación norteamericana que dejó de circular hace ya varios años; pero que es de mis favoritas. En sus páginas no sólo era posible encontrar grandes artículos sobre los clásicos de la fotografía, sino también de lo más contemporáneo del tiempo en el que circulaba este impreso: mediados de los ochentas y principios de los noventas.
Me gusta escuchar la voz de, digamos, Mark Hollis y hojear las páginas de esas revistas, cobran mayor sentido. Reflexiono y me doy cuenta que ese ambiente ha sido el medio propicio para incubar mis imágenes, que creo mucho tienen de ese particular “inconsciente colectivo”.
3 comentarios:
Duda: ¿Qué es lo que está en el extremo superios derecho de esta foto?
Saludos.
Hola:
Se trata de un pajarito recién nacido que cayó de su nido. Lo encontré en la calle.¿Qué te parece la imagen? Saludos.
Me gusta mucho la composición y la luz en los objetos.
Me gusta sobre todo ver blogs nuevos de personas que unen la foto y el texto.
¡Un abrazo!
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