lunes, 16 de noviembre de 2009

Open the door o te rompo la window.




Reencuentros. Éste ha sido un periodo de reencuentros. De una u otra manera estos días han sido una oportunidad para recuperar gente, espacios y lugares que por diversas circunstancias se han alejado de mi vida.
Han sido momento para acercarme también a mí mismo, para recuperar aquellas cosas que ahora sé, anhelaba, por ejemplo: poder trabajar hasta entrada la noche sin preocuparme por tener que madrugar al día siguiente.
Soy un ser nocturno, me queda muy claro. - No, no vago taciturno por las calles -. Me gusta mi hogar, me gusta trabajar en mis fotografías, me encanta perder la noción del tiempo y simplemente centrar mi atención en lograr la imagen que me propongo.
“Busco entre mis recuerdo”, como ya lo había anunciado en la entrada anterior, - sí, también de este blog me había alejado- , y rescato esta foto. Me reencuentro con ella.
Se trata de la simple “Puerta azul”. Sí, es una imagen simple, pero para mí, hace ya casi 20 años que la hice, resultó realmente un prodigio.
Fue una imagen que “salió” de un solo tirón. Un negativo, un cuarto obscuro muy improvisado, - estando aún en la casa donde crecí -, dos noches antes de una muestra colectiva.
Preparar el negativo, el papel, imprimir la foto, dejar que los químicos hicieran su trabajo y poco a poco develaran la imagen. El ruido de la secadora de pelo (recurso invaluable en todo cuarto obscuro que se respetase ya no de su calidad y presupuesto, sí de la rapidez de sus labores), compitiendo con la música, probablemente algo de electrónica de la época, (nada como los sonidos más básicos y tribales para lograr trances provechosos).
Después la luz rojisa, sorda, trasnochada del foco de seguridad que le deja su lugar a la amarillenta luz de la bombilla en todo su esplendor. La foto sin secar por completo y las acuarelas alemanas, encontradas por casualidad en un botadero de una papelería y que funcionaban de maravilla sobre algunos papeles fotográficos (supongo que a muy poca gente la palabra Ilford le pone la piel chinita como aún lo hace conmigo), me permitían trazos largos y combinaciones de colores que daban forma material al cuadro que yo llevaba en la cabeza.
Vértigo de volver a la realidad, de salir del trance. Madrugada avanzada.
Esa es mi visión de la foto, esa es mi recuerdo que me invita a seguir, que me dice por qué soy lo que soy, por qué me encanta esta profesión que tengo; pero a la que llevo tiempo sin ofrecerle estos espacio.
Cosas han cambiado y si bien los cuartos obscuros me dan nostalgia, mi computadora me da el mismo placer: Nunca he sentido perder nada con la era digital, al contrario.
En fin son tiempos de rencuentro y éste, el de la fotografía que se gesta durante la noche, es uno de los que más anhelo.
Próximo sábado: Valdepeñas 1:2:3 y el lunes, Le Coq a Poil.

lunes, 13 de julio de 2009

De entre mis recuerdos


“He says his bodys too old for working
I say his bodys too young to look like his”
Fast Car. Tracy Chapman


Entre las muchas cosas buenas que me he dejado el periodismo se encuentra el haber conocido a Amy Eldon.
Recuerdo la emoción cuando obtuve la cita para la entrevista con la hermana de Dan Eldon, el joven fotógrafo asesinado a pedradas por una turba de somalíes molestos por el bombardeo erróneo de las Naciones Unidas a un mercado de Mogadishu (sí, con las bombas inteligentes pasa los mismo que según dice mi amigo Juan sucede con las pistolas: son pendejas en manos de peligrosos).
Amy Eldon visitaba Guadalajara para presentar un documental de su autoría sobre la labor de los corresponsales de guerra, un intento por comprender cómo alguien puede poner su vida en riesgo todos los días con tal de recoger las imágenes de lo que ocurren en sitios con enfrentamientos militares.
Pasé la tarde y la noche anteriores a la entrevista recolectado y leyendo información tanto sobre el trabajo de Dan Eldon como del documental, finalmente y como lo habíamos acordado Amy llegó a la cita escoltada por el corresponsal en México de la cadena CNN.
Era muy temprano y en el periódico había muy pocas personas; pero recuerdo bien que a todos los que estábamos ahí nos sucedió lo mismo, Amy no sólo es una mujer muy hermosa, tiene una personalidad y un carisma que te obligan a detener lo que estés haciendo y mirarla.
Debo confesar que tardé algunos segundos en volver en mí después de que me saludó, tomé aire, pasé saliva e inicié con las preguntas que tenía preparadas. Después de eso todo fue de maravilla, sobre todo gracias a la sencillez y amabilidad de la entrevistada; el corresponsal de CNN tenía pose de aburrirse como ostra.
Terminé la entrevista, nos despedimos y me puse a escribir mi nota que salió publicada al día siguiente como previo a la presentación del video, la cual se llevaría a cabo por la tarde.
Asistí a la proyección y al terminar el evento Amy se acercó y me regaló una copia de un libro que desde entonces atesoro con especial cariño, no sólo porque me lo dedicó con algunas palabras en un pésimo español, sino porque se trata de mi parte favorita del trabajo de Dan Eldon. (puedo confesar esto ahora que mi jefe no me puede regañar por aceptar el regalo).
El libro se llama: The journey is the desitination”, se trata de una selección de las páginas que a manera de diario visual llevó este fotógrafo durante se corta vida, recordar que el incidente que le costó morir, sucedió cuando él apenas contaba con 22 años.
Eldon no sólo tuvo una vida fugaz e intensa, su existencia fue poco convencional, hijo de padre inglés y madre norteamericana, vivió la mayor parte de su vida en África aunque tuvo la oportunidad de viajar por buena parte de Europa y algunos estados de la tierra materna.
Las páginas de sus diarios si bien tienen un toque muy ingenuo (verdaderamente cabe aquí el adjetivo naive), son impactantes y transmiten verdaderamente los estados de ánimo de su creador, quien continuamente da muestras de su talento fotográfico, de su calidad creativa y de sus habilidades para el diseño.
Mucho tiempo después y recién estrenados mis 38 años, recupero esta experiencia porque me siento motivado, bien podría decir: urgido, por intentar llevar mis propios diarios visuales.
Mi vida está muy lejos de ser exótica como la de Dan Eldon y sin embargo, hay cosas, hay emociones y sobre todo ideas, que quisiera dejar en papel, quiero hacer mi propio viaje, veamos a dónde me lleva.
Inicio mi registro con la foto que presento en esta entrada, se trata de una imagen que duró varios días en mi departamento (los lugares donde he vivido siempre han funcionado como estudios), y que corresponde precisamente a una época cercana a esa en la que sucedieron las cosas que narré sobre mi encuentro con la familia Eldon.
Durante varios días trabajé esta imagen que llevaba meses rondando mi cabeza y que sirvió para abrir o dar pie a dos de mis series: Ultravioleta y Presencias. Me parece, entonces, un buen punto de partida. La imagen no es la mejor y empezar aquí significa que habrá un hueco temporal entre ésta y las siguientes imágenes, no importa, esa es la idea, finalmente, en el viaje está el destino.

domingo, 26 de abril de 2009

Hecho en Jalisco




Si bien no es agradable saber que hay una epidemia en el país que vivo y del cual soy parte, es alentador ver la respuesta de la mayoría de la gente que sigue las indicaciones de las autoridades y que de manera solidaria respeta las indicaciones.

En este país donde, para descontento de varios, el futbol tiene una importancia preponderante, resulta de alguna manera estimulante ver los estadios de la capital vacíos, incluso cuando los partidos resultan sumamente atractivos, todo como una medida para evitar la propagación de la influenza.

No faltan los que quieren hacer su agosto, incluso ante estas situaciones de crisis, "en su salud lo hallaran", decía mi abuela, lo cierto es que a mi parecer son más lo que actúan congruentemente y con responsabilidad hacia la sociedad. Me da gusto saber eso.

Todo esto viene a cuento, no sólo por lo que me ha tocado vivir estos días con el flujo de información que existe; sino por la parte de la colaboración.

Tengo la oportunidad de trabajar en la remodelación de mi página personal con Cinema Mudo lo cual ha sido una experiencia muy particular. Lo comenté hace algunas entradas: esto del ciberespacio y sus maldades y bondades me atrae mucho. Veo el potencial, lo que se puede lograr trabajando juntos y me emociona, así pues, aquí está un avance de mi experiencia.

Sé que el video y la sincronización con la música todavía se deben trabajar, pero ya estaba ansioso por probar el resultado, así que aquí se los presento. Se trata de una de las muestras más significativas en mi trabajo y me parece que la música le va muy bien.

domingo, 8 de marzo de 2009

Los caminos de la vida…


Ciertamente, y como canta Lino y su Combo, “No son como yo pensaba, no son como imaginaba, no son como yo creía”.
No trato de defender la validez de esta canción, cada quien que se las vea con sus gustos y perversiones; sin embargo viene a mí el recuerdo de esta pegajosa tonada por dos cosas: estoy leyendo “El Camino del Artista”, de Julia Cameron y leí la más reciente entrega de “La Menor Importancia” de Israel Carranza, que cada viernes disfruto.
Mi primera lectura, debo reconocer, es un intento desesperado por lograr que mi trabajo fotográfico fluya con mayor facilidad. El título en sí ya es suficientemente esotérico como para desconcertar a cualquiera y bastan las primeras cinco páginas para desalentar a muchos, incluido yo (debo reconocer que este libro está en mis manos desde hace más de cinco años, cuando Ana Alarcón me obsequió una copia).
Después de varios intentos y de darme cuenta que, ciertamente, las cosas no eran como yo las esperaba tengo al ánimo para leerlo y poner en práctica lo que dice. Sinceramente creo que está funcionando y que es una buena opción para quienes tienen problemas con sus procesos creativos, eso sí, es necesario deshacerse de ciertos prejuicios y tener una especie de fe en la voz de la alguna vez esposa de Martin Scorsese. Veamos qué pasa después.
Por su parte, el texto de Israel, titulado “A fuerzas” me hace reflexionar sobre cómo se generó en mí el gusto por las manifestaciones artísticas y más aún, al ser maestro de púberes, pienso en la manera de influir positivamente en ellos para que generen su propio interés y respeto por la cultura.
Lo he escrito con anterioridad: no me gusta ir al cine porque detesto a la gente que conversa como si la sala fuera un Sanborn´s; sin embargo, me doy cuenta que la necesidad no solamente es crear un público más “educado”; sino que, si realmente queremos tener espectáculos de mejor calidad en Guadalajara, y no temo equivocarme al decir que lo mismo sucede en otras ciudades, es necesario crear una audiencia mayor… la pregunta es ¿cómo? Finalmente, valdría la pena cuestionarse y abrirse a la posibilidad de estar equivocados en nuestras creencias, en lo que consideramos adecuado o inadecuado. Finalmente me da gusto que el texto de Isra levante opiniones encontradas, no sólo en su blog, sino también en su librocara (Facebook), eso es muy bueno, busquemos soluciones reales, lo necesitamos.
http://www.e99punto9.com.mx/tversover/inicio.html Si tienen tiempo denle una visitadita a este sitio. Espero les guste.